1. EL PRINCIPIO. Los visigodos (invasiones bárbaras) se consolidaron e la Península Ibérica tras ser derrotados por los francos en el siglo VI. Alcanzaron gran esplendor (Reino visigodo de Toledo) y expulsaron a lis bizantinos del sureste de la Península.
En el año 711 todo va a cambiar. Un gran contingente de tropas musulmanas al mando del general Tariq cruza el estrecho de Gibraltar por orden del gobernador musulmán Muza, parece que era simplemente una incursión destinada al saqueo aunque la leyenda del conde Julián y Rodrigo ha sido aceptada durante muchos años como verdadera. El hecho es que en el 711 los musulmanes derrotan a los visigodos en la batalla de Guadalete y el dominio musulmán se extiende por la península a gran velocidad.
La ocupación de la Península fue rápida y sin apenas resistencia. Las causas fueron:
- la superioridad militar musulmana
- los conflictos internos de los visigodos
- el apoyo prestado a los invasores por grupos descontentos, como los judíos o los nobles visigodos, que se rindieron a cambio de mantener sus propiedades.
- las "benévolas" condiciones de los ocupadores que permitieron conservar tierras y propiedades a los ocupados.
En la zona de Murcia se mantuvo un territorio cristiano autónomo sometido al poder musulmán y que ha pasado a la historia como Tudmir (Teodomiro). Este noble visigodo firmó el 5 de abril del 713 con los musulmanes en la ciudad de Orihuela un pacto conocido como el pacto de Tudmir del que os dejo un fragmento:
2. LA EXPANSIÓN
En el año 755, llegó a la Península el príncipe omeya Abderramán I huyendo del destronamiento y matanza de su familia por los abasíes. Tras derrotar al emir de al-Ándalus, se proclamó emir independiente en 756. Este título implicaba su independencia política de los califas abasíes de Bagdad, aunque siguió reconociendo su autoridad religiosa.
En esta época, al-Ándalus sufrió numerosos conflictos. Los cristianos del norte tomaron Zamora. Los francos conquistaron Girona y Barcelona y crearon la Marca Hispánica, una provincia fronteriza al sur de los Pirineos. Por último, también se sublevaron los muladíes o conversos al islam, que se sentían discriminados por la minoría árabe.
En el año 929, Abderramán III rompió la dependencia religiosa de Bagdad y se proclamó califa o «príncipe de los Creyentes». Con él se inició el periodo de mayor esplendor político y cultural de al-Ándalus. Abderramán III reorganizó el ejército, acabó con las sublevaciones interiores y realizó expediciones de castigo contra los estados cristianos peninsulares, a los que obligó a pagar tributos. En esta época, Córdoba se convirtió en la principal ciudad de Occidente.
Alhakén II continuó el florecimiento cultural. Su sucesor, Hixen II, delegó el gobierno en Almanzor, un caudillo militar que llegó a saquear Barcelona y Santiago. Pero a su muerte, en 1002, el califato entró en una grave crisis política ante la falta de autoridad de los califas.
El califato se mantuvo oficialmente hasta 1031. En esta fecha, los gobernadores de las provincias se declararon independientes, y el califato se desintegró en veintiocho pequeñas taifas o reinos independientes que subsistieron hasta 1086.
Tras la muerte de Abderramán III, se producen disputas entre los musulmanes, que tienen como consecuencia la división del califato en pequeños reinos, llamados taifas.
Estos reinos estaban enfrentados unos con otros, lo que aprovecharon los reinos cristianos para ir conquistando sus tierras.
En 1212 se produjo la batalla de las Navas de Tolosa, en la que los cristianos derrotaron a los musulmanes. A partir de esta victoria, los reyes cristianos conquistaron casi todo al- Ándalus. Solo permaneció el reino nazarí de Granada hasta el año 1492.
En la sociedad de al-Ándalus convivieron distintos grupos étnicos, religiones (islámica, cristiana y judía) y niveles económicos y de poder. De acuerdo con este último criterio, se distinguían dos grupos.
– La aristocracia o jassa. Incluía a un reducido grupo formado por la familia del califa y los árabes conquistadores, unos 50 000. Ocupaban los altos cargos y poseían extensas propiedades.
– La masa de la población o amma. Constituía el resto de la sociedad, e incluía a los campesinos y a los habitantes de las ciudades. En su mayoría estaba formada por la antigua población hispano-visigoda, que en algunos casos mantuvo la religión y costumbres cristianas (mozárabes); pero, en general, terminó adoptando la religión y las costumbres musulmanas (muladíes). A ella se sumaba una minoría integrada por los conquistadores bereberes, procedentes del norte de África; los judíos; y los esclavos, paganos o convertidos al islam.
Las fiestas principales eran las que celebraban el final del ayuno durante el ramadán y la fiesta del cordero al final de la peregrinación.
Entre las diversiones se practicaban el ajedrez y el backgammon, procedentes de Persia; desfiles de caballos; regatas en el Guadalquivir; carreras de caballos; competiciones de polo; peleas de animales; retos o peleas entre jinetes; la caza y la cetrería; la música y el baile.
El ajedrez
LA CULTURA Y EL ARTE CALIFAL
El arco de herradura
ARQUITECTURA RELIGIOSA. LA MEZQUITA. EJEMPLO: CÓRDOBA
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