De este extraño amor nació una criatura con cuerpo de hombre y cabeza de toro: el minotauro.
Minos pidió entonces al constructor del reino, Dédalo, que buscara un lugar donde ocultarlo y Dédalo creó un complicadísimo laberinto y encerró en su interior al Minotauro. Para apaciguar a la criatura, catorce jóvenes atenienses debían de ser entregados todos los años. ( El rey Minos acababa de vencer a Atenas).
Egeo, rey de Atenas, tiene que entregar a su hijo Teseo al rey Minos para el sacrificio ante el Minotauro, pero Ariadna la hija de Minos cuando ve por primera vez a Teseo queda perdidamente enamorada de él.
Para salvar a Teseo de una muerte segura, Ariadna idea un plan para salvarlo. Ariadna le daría a Teseo un gran ovillo de hilo para que una vez que hubiera matado al Minotauro consiguiera salir con vida del complicadísimo laberinto.
Gracias al hilo, Teseo pudo recorrer en sentido inverso el tortuoso y largo camino que le había conducido hasta el Minotauro. Nada más salir, Ariadna, aliviada, se abraza a él con el fervor de enamorada. Juntos escapan de Cnossos rumbo a Atenas, temiendo la furia del rey Minos. A mitad de camino Teseo comienza a tener sueños donde se le aparece el dios Baco pidiéndole que abandone a Ariadna ya que la quiere para él. Teseo duda pero tras una violentísma tormenta donde están a punto de morir, Teseo abandona a Ariadna en la isla de Naxos donde espera aún tejiendo.
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